Hacer una tarta para una fan del antiguo Egipto ha sido un reto que me ha encantado. Normalmente diseño las tartas con tiempo, en función del tipo de tarta, tamaño, complejidad... y así hago la previsión de todos los ingredientes que necesito y todo resulta más fácil en el momento de elaborarlas. En este caso se trataba de un bizcocho de chocolate blanco relleno de ganache de chocolate negro y fondant.
De toda la simbología con la que podía jugar me decidí por unas pirámides, un ojo de Horus (dios celeste e iniciador de la civilización egipcia), un escarabeo (escarabajo azul que era un amuleto de poder y vida, representaba al sol naciente y era símbolo de resurrección) y la imagen de Isis (diosa egipcia y madre de Horus).
En fín, después de estos detalles sobre egiptología (el saber no ocupa lugar, jeje...), deciros que el pastel fué todo un éxito, así que todos contentos... incluídos Isis y Horus.
Que pasada, se lo tengo que enseñar al Eric va ha flipar , besitos
ResponderEliminarUff!! Muy bonito el pastel y muy interesante la entrada. Seguiré el blog!
ResponderEliminar